El Sevilla F.C. cayó eliminado anoche en los octavos de final de la Champions League ante el Leicester City. El 2-1 obtenido por los sevillistas en el partido de ida, las oportunidades y penaltys fallados a manos de Correa y N´Zonzi, expulsión de Samir Nasri,etc, apearon al conjunto hispalense de la máxima competición continental. Son momentos en los que reina la tristeza y sentimiento de fracaso, la confirmación de una extraña metamorfosis de un equipo que parece perdido en este mes de marzo, parece haber quedado atrás la confianza en sí mismo, el buen juego y el lema de "dicen que nunca se rinde". En el momento más delicado de la temporada, las aspiraciones del Sevilla F.C. a lograr un título prácticamente se ha difuminado. También en octavos de final de la Copa del Rey, cayó ante el Real Madrid, equipo que le aventaja en cinco puntos en la Liga Santander.
Pese a todo, no podemos afirmar que, hasta ahora, la temporada del Sevilla sea un fracaso. Quizás era de esperar que un club, que de una temporada a otra, se ve abocada a contínuos cambios en la plantilla, desprendiéndose de sus figuras, llegara un año en blanco en lo que a títulos se refiere. Es indiscutible el nuevo sello de Jorge Sampaoli, asumible que el rendimiento goleador de Vietto, Ben Yedder, Correa y Jovetic no es fácilmente igualable a la de figuras como Carlos Bacca o Kevin Gameiro, o que la llegada de Nasri y Sarabia hiciera olvidar la enorme calidad de Banega ,Krychowiack y Coke por poner claros ejemplos.
Cambios tan profundos en el sistema de juego hacen que no siempre sean asumibles por un club acostumbrado a ganar títulos en los últimos años. La Champions League suponía dar un salto de calidad que todos demandaban, pero cuyas expectativas no han superado a la realidad. Cierto es que la eliminatoria contra los "Foxes" da para muchos y profundos análisis, sorprendente que el 2-1 de la ida no fuera finalmente un 4-1 que hubiera dejado sentenciado el pase a cuartos, y como en momentos clave el equipo se desinfla físicamente como un globo. Todo ello demuestra que el Sevilla, pese a tener un grandísimo entrenador y plantel, no estaba preparado para dar este salto de calidad y se ha dejado llevar por esa lucha constante que fabricaba esa inercia de ir eliminando rivales hasta ganar la gran final. También es evidente que, sin entrar en demasiadas comparaciones,el nivel de la Europa League es inferior, y no por ello le vamos a quitar méritos a los cinco títulos logrados,tres de ellos de manera consecutiva con Unai Emery en el banquillo.
Restan dos meses de competición liguera por delante, el próximo domingo en el Vicente Calderón, el Sevilla debe resurgir de sus cenizas y demostrar que aún no ha arrojado la toalla en la lucha por el título, aunque es perfectamente predecible que cosechará alguna derrota en su visita a Real Madrid y Barcelona que le aleje aún más del objetivo. Podemos decir sin tapujos que esta es una temporada de transición tras una década plagada de éxitos que en los 80 y 90 nadie imaginaba, que Sampaoli ,si no sucumbe a suculentas ofertas de clubes más poderosos, debería continuar en el banquillo consolidando su estilo y perfeccionando la plantilla. La eliminación en Leicester es una lección que hay que aprender muy bien, esa quizás sea la clave de futuros éxitos, quizás entonces todos los sevillistas hayan entendido que los saltos de calidad no se pueden dar a pasos agigantados.
Ángel Trianero
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